LA LOCURA

La locura, así como su eterno antagonista la cordura, están presentes a lo largo de mi poemario “Soy el silencio”. Comenzando por el poema VI, donde se mezclan la lucha entre ellas, así como la convivencia que llevan en nuestras vidas.

Buscando mi razón en la locura,

ambas se ensamblen pero emancipadas.

¡Dos vértices que apuntan al desquicio,

al momento que a ideas meditadas!

¡Dos forzosos pilares de edificio

que sostienen inertes la aventura

de encontrar mi pasión en la cordura!

En el XIV sigue la lucha entre raciocinio y locura, con el condimento de la libertad de ser loco, el poder elegir ese estado…

¿Qué incentivo brinda el mundo consciente,

si el raciocinio naufraga en la costa?

Cada sentido, en los hechos, se angosta

y la locura es pensar libremente.

En el XXVI vuelve a percibirse la convivencia con la manifiesta oxímoron en “loca cordura”. La oxímoron es una figura retórica que enfrenta conceptos de significado opuesto en una sola expresión. Esto, junto con la descripción y ejemplos de otras figuras literarias, puede apreciarse en la entrada a este blog del 7 de mayo pasado, acerca de las figuras retóricas).

Y al proyectarme de nuevo a alguna otra aventura,

más acertando que errando, en mi deambular,

encuentro las esencias de mi loca cordura:

vivir solo mi experiencia y a nadie emular.

Por último, si bien hay más menciones en el poemario, como último ejemplo van una estrofa del poema XLVII,

Lindando en la locura del deseo

voy buscando el futuro por mejor,

ilusión que disfraza al impostor

embellece el mañana que no veo.

y una del LXX,

Gastando materia, en libertario vuelo,

se abren las puertas, tenebrosas, oscuras,

y al disiparse su hilo blanco en el cielo

el humo convoca a escena las locuras.

Y para cerrar como siempre, van las estrofas de los clásicos, que vaya si abordaron la locura y la cordura…

“Días y noches: III” de Líber Falco

Fuera locura pero hoy lo haría:

Atar un moño azul en cada árbol.

Ir con mi corazón de calle a calle.

Decirle a todos que les quiero mucho.

Subir a los pretiles,

gritarles que les quiero.

Fuera locura,

pero hoy lo haría.

Fragmento de “El mar no es más que un pozo” de Idea Vilariño

El mar no es más que un pozo de agua oscura,

los astros sólo son barro que brilla,

el amor, sueño, glándulas, locura,

la noche no es azul, es amarilla.

Seis versos de “Palabras a mi madre” de Alfonsina Storni,

Porque mi alma es toda fantástica, viajera,

Y la envuelve una nube de locura ligera

Cuando la luna nueva sube al cielo azulino.

Y gusta, si el mar abre sus fuertes pebeteros.

Arrullada en un claro cantar de marineros

Mirar las grandes aves que pasan sin destino.

Fragmento de “Cuéntame como vives (cómo vas muriendo)” de Gabriel Celaya,

Cuéntame cómo mueres.

Nada tuyo es secreto:

la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);

la locura imprevista de algún instante vivo;

la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Dos tercetos de “El predestinado” de Salvador Díaz Mirón,

Bajo el ronco motín que grita muerte,

el sagrado bajel cruje de suerte

que semeja reír – El genio es fuerte;

Y aún ante indicio, de locura o dolo,

no culpa de falaz a Marco Polo,

y se obstina en creer, inmenso y solo.

Y, para finalizar, dos estrofas de “El poeta pide a su amor que le escriba” de Federico García Lorca,

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,

tigre y paloma, sobre tu cintura

en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura

o déjame vivir en mi serena

noche del alma para siempre oscura.

Nota: La imagen corresponde a “La extracción de la piedra de la locura”, de El Bosco (Museo del Prado, Madrid).

Espero volver a verte por aquí…

7 comentarios sobre “LA LOCURA

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