LENGUAJE POÉTICO

Para el maestro Jorge Luis Borges, el lenguaje podía encontrar la transmisión genuina de la emoción, la sustancia principal del poema, a través de la abstracción. Aquí es donde las figuras literarias, que ya te mencioné en sendas entradas anteriores de este blog, asisten al poeta.

El lenguaje poético se nutre de ciertos permisos. Estas licencias poéticas permiten al escritor eludir las normas gramaticales. Así, es común encontrar palabras que son inventadas por el escritor, algunas de ellas se incorporan al lenguaje y otras tendrán valor sobre la obra para la cual fueron especialmente diseñadas.

En el primero de los casos, el más abundante es el de las palabras inventadas por William Shakespeare, quien es considerado el escritor que más palabras aportó a su idioma y que luego fueron derivadas a otros como el español. Palabras como lonely (solitario), hurry (apresurarse), (generoso), undress (desvestirse), critical (crítico), gloomy (oscuro), radiance (resplandor), majestic (majestuoso) y tantas otras no fueron leídas antes que en las obras del creador de Romeo y Julieta.

Dentro del segundo caso, Julio Cortázar decía que ya no podía aceptar el diccionario, ni aceptar la gramática y que el buen escritor era ese hombre que modificaba parcialmente el lenguaje. Así aparecen verbos como “entreplumar”, “encrestoriar”, “extrayuxtar”, “paramover” y tantos otros que a veces no tenían significado, a veces sí, pero que sonaban bien y proponían el juego al lector de adivinarlo.

Mario Benedetti utiliza este recurso en su poema “Bébete un tentempié”, donde aparecen “desmundízate”, “desmilágrate”, “sobremuriente”, “fabulízate”, “mundízate”, “milágrate” y la muy lograda “abandoneón”, producto de la fusión del abandono y las notas tristes del bandoneón tanguero.

Bébete un tentempié pero sentada
arrímate a tu sol si eres satélite
usa tus esperanzas como un sable
desmundízate a ciegas o descálzate

desmilágrate ahora poco a poco
quítate la ropita sin testigos
arrójale esa cáscara al espejo
preocúpate pregúntale prepárate

sobremuriente no sobreviviente
desde el carajo al cielo sin escalas
y si no vienen a buscar tu búsqueda
y te sientes pueril o mendicante
abandonada por tu abandoneón
fabulízate de una vez por todas
métete en tu ropita nuevamente
mundízate milágrate y entonces
apróntate a salir y a salpicarte
calle abajo novada y renovada
pero antes de asomar la naricita
bebe otro tentempié por si las moscas.

Y aquí les presento un adelanto de mi próximo libro, “Plegarias en penumbra” próximo a editarse. En este poema, el recurso utilizado es el de “sustantivizar” las preposiciones y los adverbios, por lo cual admiten el plural cunado corresponde.

Hay tantos peros en la vuelta,
muchos sinembargos ,
variados noobstantes
y alcontrarios;
son solo aunques
y algunos encambios.

¿Por qué no encontramos tambienes?
¿Por qué los ademases esquivos
con los asimismos se escapan,
tan veloces?
Y los inclusos, lejanos,
no se dejan ver…

Nuestra realidad es la resta,
bajar al que está arriba
por el miedo a sumar…
La suma es solo un sueño,
el deseo confesado
que nadie quiere arriesgar…

Solo somos los mientras,
cualesquiera sean los mediantes
y, al descartar los apenas,
no valoramos los casis.

Cobijando porsiacasos
no se evitan los quizases,
nos cargamos los segunes
sin vivir los durantes.

Admiramos los lejos
denostando los cercas,
nos pesan los encimas
por ignorar los delantes.

Evaluemos los siempres,
rechazando los nuncas,
carguemos los todavías
y esculpamos un ya.

¡Tan solo uno!

En la imagen se aprecian, de izquierda derecha a Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Mario Benedetti.


Espero volver a verte por aquí…

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