EL CANSANCIO

El enfrentamiento del hombre con todos los obstáculos que desde siempre le interpuso la naturaleza, fue el origen del trabajo y este, del cansancio y el descanso. La poesía recoge este ciclo tan humano desde que el hombre escribe, y aun antes, desde que dibuja.
En mi poemario “Soy el silencio”, el poema XIX aborda del cansancio, como orgullo por el causante, como sin dudas lo fue el trabajo, el esfuerzo. Curiosamente, es uno de los pocos poemas de mi autoría donde salta la hilacha de mis orígenes como contador, lo cual es fácilmente apreciable en sus versos:

Mi cansancio es quizás mi mayor patrimonio,
prueba tangible del esfuerzo no ahorrado,
el sopor abrumante me da el testimonio
de que el día invertí, que no fue mal gastado
.

He sembrado de a poco, apostando al futuro,
he vertido el sudor en pos de una ilusión,
postergando el descanso, afanoso procuro
no dejar empañar mi precisa visión.

A través de los campos que corro anhelante,
aislando la niebla y el helado rocío,
voy en busca de algo que me saque adelante,
que aún no sé lo que es, mas por ello porfío.

La cosecha me aguarda un día no esperado,
que yo sé al despertarme he de reconocer,
con la paz del hombre que percibe ha logrado
todas las cosas que siempre supo creer.

En su poema “La siesta”, Julio Herrera y Reissig incluye dos magníficos versos, en los cuales los campesinos, de alguna manera, sufren más el día de descanso, el domingo, por usar la ropa para la que no están entrenados que con el propio trabajo rudo de los otros seis días.

Madres, hermanas, tías, cantan lavando en rueda
las ropas que el domingo sufren los campesinos…

Siguiendo con el material clásico, en este fragmento de “Eso” de Idea Vilariño, el cansancio es prácticamente el iniciador del resto de los sentimientos.

Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.

En “Quiero morir”, la misma Idea Vilariño aborda un cansancio que la desborda, como lo muestra este fragmento del poema:

Quiero morir, y entonces me grita estás muriendo,
quiero cerrar los ojos porque estoy tan cansada.
Si no hay una mirada ni un don que me sostengan,
si se vuelven, si toman, qué espero de la noche.

Y aquí va una selección, pequeña, de poemas que se ocupan de esta temática:

“Estoy cansado”, de Luis Cernuda

Estar cansado tiene plumas,
tiene plumas graciosas como un loro,
plumas que desde luego nunca vuelan,
mas balbucean igual que loro.
Estoy cansado de las casas,
prontamente en ruinas sin un gesto;
estoy cansado de las cosas,
con un latir de seda vueltas luego de espaldas.
Estoy cansado de estar vivo,
aunque más cansado sería el estar muerto;
estoy cansado del estar cansado
entre plumas ligeras sagazmente,
plumas del loro aquel tan familiar o triste,
el loro aquel del siempre estar cansado.

“Canción de la mujer astuta” (fragmento), de Alfonsina Storni

Y a través de mi carne, miserable y cansada,
filtra un cálido viento de tierra prometida,
y bebe, dulce aroma, mi nariz dilatada
a la selva exultante y a la rama nutrida.

“Despecho” (fragmento), de Juana de Ibarbourou

¡ah, qué estoy cansada! me he reído tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto, que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.

“Estudio con algo de tedio” (fragmento), de Roque Dalton García

Tengo quince años de cansarme
y lloro por las noches para fingir que vivo.
En ocasiones, cansado de las lágrimas,
hasta sueño que vivo.

“Tarde” (fragmento) de Federico García Lorca

Noviembre de 1919
tarde lluviosa en gris cansado,
y sigue el caminar.
Los árboles marchitos.
Mi cuarto, solitario.
Y los retratos viejos
y el libro sin cortar…

“Madre Naturaleza” (fragmento), de Manuel Gutiérrez Nájera

Madre, madre, cansado y soñoliento
quiero pronto volver a tu regazo;
besar tu seno, respirar tu aliento
y sentir la indolencia de tu abrazo.

“Ansiedad” (fragmento), de Marilina Rébora

Ansiedad
ansia de estar un día en un puente de mando,
recibir en el rostro el castigo del viento;
sin ninguna arribada, por siempre navegando,
sin dudas ni temores, cansancio o desaliento.

“Calor, cansado voy con mi oro, a donde” (fragmento) de César Vallejo —

Calor, cansado voy con mi oro, a donde
acaba mi enemigo de quererme.
¡C’est septembre attiédi, por ti, febrero!
es como si me hubieran puesto aretes.
París, y 4, y 5, y la ansiedad
colgada, en el calor, de mi hecho muerto.

Nota: La imagen corresponde a la obra: “Descanso Del Trabajo, Después De Millet”, de Vincent Van Gogh.

Espero volver a verte por aquí…

2 comentarios sobre “EL CANSANCIO

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