LA ESPERANZA

La esperanza es un estado mental, opuesto al descreimiento, al abandono, a la falta de objetivos. Este sentimiento, tan positivo y motivador, ha sido el eje de numerosos poemas a través de la historia.

En el poema LXV de “soy el silencio”, la esperanza se vuelve a retomar, después de haberla perdido. Surge como un renacer tras lo mucho sufrido por los momentos de abandono personal.

Nace una esperanza y horizontes

se expanden bien límpidos, cercanos,

casi siento los tocan mis manos,

sorteando, gigantes, los montes.

Vive la alegría del encuentro

la emoción de buscar ilusiones,

el pecho hinchado explota en canciones,

melodías que brotan muy dentro.

Reina la concordia festejada

con mí mismo tras dura batalla,

cuyos cañones la brisa acalla,

cuya trinchera está derribada.

Fui vencido saliendo triunfante,

al perder, he ganado la vida,

pues mi antigua conducta dolida

ya no existe si miro adelante.

En el cambio se gana y se pierde,

en la vida no hay tiempo de dudas,

he dejado las horas más crudas

y el mañana que auguro no muerde.

Y a continuación te comparto los textos de los clásicos, que ya sé que estabas esperando…

«A la esperanza” (fragmento) de Miguel Unamuno

Esperanza inmortal, genio que aguardas

al eterno Mesías, del que sabes

que nunca llegará, tú la que guardas

á tu hija la fé con siete llaves

“Esperanza” (fragmento) de Amado Nervo

Esperanza, pan nuestro cotidiano;

esperanza nodriza de los tristes;

murmúrame esas íntimas palabras

que en el silencio de la noche fingen,

en lo más escondido de mi mente,

cuchicheo de blancos serafines…

¿Verdad que he de encontrarme con mi muerta?

si lo sabes, ¿por qué no me lo dices?

«Exilio» (fragmento) de Alejandra Pizarnik

La sombra no muere.

Y mi amor

sólo abraza a lo que fluye

como lava del infierno:

una logia callada,

fantasmas en dulce erección,

sacerdotes de espuma,

y sobre todo ángeles,

ángeles bellos como cuchillos

que se elevan en la noche

y devastan la esperanza.

“La flor de mi esperanza” (fragmento) de Manuel del Palacio

Yo vi en una mañana

Serena y deliciosa,

Brillar en la pradera fresca rosa

Espléndida y galana.

Sus hojas de colores

Al albo Sol hería,

Era la reina de las otras flores,

Era la flor de la esperanza mía.

“Salmo” (fragmento) de Ida Vitale

Alaba lo que no conoces

por tu esperanza

y aún por tu mirada de hoy

                                                           creyente

de la hermosura que muchos desdeñan;

alábalo por inconcebible,

por la constancia de sus absurdas

disposiciones.

“Al temor” (fragmento) de Catalina Clara Ramírez de Guzmán

Deja vivir, Temor, a mi esperanza,

que apenas nace cuando a penas muere;

y si no ha de lograr, deja que espere,

ya que está el bien del mal en la tardanza.

«Neso» (fragmento) de Pedro Calderón de la Barca

Todo vive sujeto a la mudanza:

de un día y otro día los engaños

cumplen un año, y éste al otro alcanza.

Con esperanza sufre desengaños

un monte, que a faltarle la esperanza,

ya se rindiera al peso de los años.

«Esta tarde» de Alfonsina Storni

La tarde ha de morir y él está lejos…

Lejos como este sol que para nunca

Se marcha y me abandona, con las manos

Hundidas en las trenzas, con la boca

Húmeda y temblorosa, con el alma

Sutilizada, ardida en la esperanza

De este amor infinito que me vuelve

Dulce y hermosa…

“Dice la esperanza: un día…” de Antonio Machado

Dice la esperanza: Un día

la verás, si bien esperas.

Dice la desesperanza:

Sólo tu amargura es ella.

Late, corazón… No todo

se lo ha tragado la tierra.

“Sueldo” de Mario Benedetti

Aquella esperanza que cabía en un dedal,

aquella alta vereda junto al barro,

aquel ir y venir del sueño,

aquel horóscopo de un larguísimo viaje

y el larguísimo viaje con aDioses y gente

y países de nieve y corazones

donde cada kilómetro es un cielo distinto,

aquella confianza desde nos cuándo,

aquel juramento hasta nos dónde,

aquella cruzada hacia nos qué,

ese aquel que uno hubiera podido ser

con otro ritmo y alguna lotería,

en fin, para decirlo de una vez por todas,

aquella esperanza que cabía en un dedal

evidentemente no cabe en este sobre

con sucios papeles de tantas manos sucias

que me pagan, el lógico, en cada veintinueve

por tener los libros rubricados al día

y dejar que la vida transcurra,

gotee simplemente

como un aceite rancio.

Nota: La imagen corresponde a la pintura de Frida Kahlo, “Árbol de la esperanza”.

Espero volver a verte por aquí.

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