Vacilante se acercó, quizás midiendo,
en mis ánimos, mi grado de cordura,
yo no la vi hasta el instante en que, gimiendo,
ella me imploró, ocultando su amargura.
Como tiesa se quedó, siempre escondiendo
voluntad que le inquirí, ya con premura,
¿Quién eres mujer?, ¿Qué es lo que vas siguiendo?
Mas nada alteró su rígida postura.
Ella tentaba arraigarse en mi costado,
mi desconfianza crecía, ya severa,
mas, ¿qué perder, si yo ya estaba entregado,
al aceptarla cual mi fiel compañera?
¿Quién habrás de ser, ya instalada a mi lado?
¿Serás tú quien al fin termine la espera?
Yo me respondí, todavía exaltado:
¡Eres la duda, mujer! ¡Mi consejera!
Con este poema, el número X de Soy el silencio, que utiliza una alegoría de la duda para hacer una prosopopeya (personificación) de ella, comienzo a recorrer el camino de la búsqueda, que se irá mostrando a lo largo de todo el poemario.
René Descartes ya lo planteó con su duda metódica, la evidencia del “cogito”, resumida en su celebérrima sentencia “Pienso, luego existo” (en latín, “cogito, ergo sum”). La duda cartesiana supone el dudar de todo, aún de lo obvio, lo que lleva a que se pueda verificar su propia existencia, también puesta en duda, solamente por haber una prueba, que es la emisión del pensamiento. Es el método de dudar hasta encontrar una evidencia indubitable.
Me declaro cultor del pensamiento lateral, con la intención de poner a prueba los paradigmas, aun aquellos que parezcan ser incuestionables, y esa duda se va mantener en varias estrofas de diferentes poemas de “Soy el silencio”.
Aparece como aquello que necesariamente debe cultivarse, con el objetivo de separar todo lo falaz que hay en las apariencias.
Tan falaz resulta lo aparente,
tan corto de alma, cuerpo y razón,
si la duda no tiene un rincón
donde echar su promiscua simiente.
En otro punto está la mención a la duda de todo, también con el uso de la figura retórica de la prosopopeya al hablar de las dudas caminantes,
Origen oculto, dudas caminantes,
abrazan estas penurias tan cercanas,
y mis ánimos, tornándose en cambiantes,
refuerzan en mi pluma todas las ganas.
Otra alusión en el poemario, las hay otras tantas, podemos encontrarla en este tramo, que denota la continua presencia de la duda en pensamiento, con los aciertos en los casos que la duda se resuelve, de acuerdo a los términos cartesianos, con la evidencia
Tanto tiempo de sueño perdido, indubitable.
crecimiento de dudas y aciertos,
van y vienen los duendes despiertos,
sustentando mi genio encendido.
Y yendo a la temática abordada por los maestros, comenzamos con el poema “Seis meses”, de Amado Nervo, que en un tramo dice
sino dudar de todo, del alma, del destino,
¡y ponerme a llorar en medio del camino!
pues con desolación infinita evidencio
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio…
O también “La sombra de ala” del mismo autor
mi sed de investigación,
mi ansia de dios, honda y muda;
y hay más amor en mi duda
que en tu tibia afirmación.
Jorge Luis Borges, también abordó el tema de la duda, en su poema “De que nada se sabe”, que se transcribe íntegro.
La luna ignora que es tranquila y clara
y ni siquiera sabe que es la luna;
la arena, que es la arena. No habrá una
cosa que sepa que su forma es rara.
Las piezas de marfil son tan ajenas
al abstracto ajedrez como la mano
que las rige. Quizá el destino humano
de breves dichas y de largas penas
es instrumento de otro. Lo ignoramos;
darle nombre de dios no nos ayuda.
Vanos también son el temor, la duda
y la trunca plegaria que iniciamos.
¿Qué arco habrá arrojado esta saeta
que soy? ¿qué cumbre puede ser la meta?
Lo mismo que Octavio Paz aporta “Entre irse y quedarse”, una de cuyas estrofas es más que representativa,
Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.
La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.
Y Gustavo Adolfo Bécquer, de los más grandes poetas de nuestra lengua, si no el más, dedica una de sus rimas (la VIII) a la duda
fundirme en un beso
en el mar de la duda en que bogo
ni aún sé lo que creo:
¡sin embargo, estas ansias me dicen
que yo llevo algo
divino aquí dentro!
Rafael Obligado pone a la duda como base para dar forma a su poema “Sombras”
¿has podido dudar del alma mía?
¿de mí que nunca de tu amor dudé?
¡dudar! ¡cuando eres mi naciente día,
mi solo orgullo, mi soñado bien!
¡dudar! ¡sabiendo que en tu ser reposa
cuanta esperanza palpitó en mi ser,
y que mis sueños de color de rosa
el ala inclinan a besar tu sien!
Como antagonismo, podemos ver la ausencia de duda que expresa Miguel Hernández en su poema “1”
Pero al fin podré vencerte,
ave y rayo secular,
corazón, que de la muerte
nadie ha de hacerme dudar.
Y como última mención, podemos encontrar una vidalita (canción popular , por lo general amorosa y de carácter triste , que se acompaña con la guitarra) que Mario Benedetti le dedica a las dudas.
VIDALITÁ POR LAS DUDAS
Las voces de abajo, vidalitá
están casi mudas
pero los gendarmes, vidalitá
matan por las dudas
no saben en dónde, vidalitá
se enredó el enredo
por las dudas llevan, vidalitá
chalecos de miedo
dudan los dudosos, vidalitá
duda poca gente
dudan los esbirros, vidalitá
duda el presidente
pero si supieran, vidalitá
lo que el pueblo sabe
ya no dudarían, vidalitá
que duda te cabe
conseguir lo justo, vidalitá
cuesta dios y ayuda
pero se consigue, vidalitá
no te quepa duda
yo tan sólo dudo, vidalitá
cuando es más barato
si para mañana, vidalitá
o dentro de un rato.
Espero volver a verte por aquí…
Querido Gaby, te leo y si bien no me sorprendo de la forma de pensar, porque creo que algo te he ido conociendo, si me sorprende en cada lectura con gran admiración tu capacidad de expresión a través de este estilo tan particular de expresar la poesía, que si bien ya me contaste que es un estilo ortodoxo (si mal no recuerdo), me parece diferente a la expresión diaria,….. por lo cual desconozco para opinar como ya te he dicho desde lo literario.
Si bien no te comento cada salida que nos vas mandando, te sigo leyendo y admirando tu talento.
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Gracias Wa, La poesía no es más que relatar de otra forma las cosas que pasan en la vid. Si ayuda a pensar, mejor. Y si resulta agradable para el lector – lo que aparentemente sería el único fin de los poemas – mejor aún. ¡Un abrazo grande!
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Tu poesía revela tu alma
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Gracias por entrar Jesús, y por el comentario.
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