EL SOL

La naturaleza y todos sus componentes son tema fundamental e ineludible en el mundo de la poesía. Así, el clima, el día, la noche, el calor, el frío, la vida, la muerte, los astros y tantas cosas. Particularmente el astro rey está protagonista muy presente en los textos.

Un ejemplo en mi obra es el poema XLVII, de mi recientemente publicado libro “Poemas en penumbra”, en el que el sol es quien abre la ambientación para las referencias a las emociones que todo el poema propone:

Afuera está espléndido el sol
las risas
las escucho
pero me laceran.
Adentro me llueve,
truena la angustia.
La soledad colgada en la pared
hay tanta gente,
tan cerca,
tan lejos.

Las canciones vibran
bien fuerte,
tantas palabras,
tantos gritos.
Los mensajes que espero
no vienen de afuera,
los mensajes que quiero
de mi mente me llegan.
Pero nunca los emito…

El sol ya había sido tratado en mi primer poemario “Soy el silencio”, en el número LV que aquí te lo dejo.


Sale el sol, todo repleto de ilusiones,
el nuevo día, ideal para empezar.
¡Qué conquista!, es el poder desperezar
somnolientas y empolvadas ambiciones.

Corre el día, y el tiempo que va apremiando,
la lucha matinal es plena de bríos,
mas la tarde, con tantos gestos sombríos,
el arrojo combatiente va aplacando.

Era el día, como ayer, el indicado,
para emprender, sin excusas, lo que anhelo,
pero mi mundo, tan lejano del cielo,
arrastra a mi ser otra vez angustiado.

Cae el sol y con él van las ilusiones,
otro día en que postergo toda acción,
otra noche que me espera decepción
y la angustia de sumar más frustraciones.

Y al pasar a los clásicos, resulta obvio que la presencia del astro rey es inmensa, imposible de transcribir totalmente, por lo que trataré de presentarte una pequeña cantidad peo representativa.

“Oh sol, de quien es rayo el sol del cielo” (fragmento) de Gutierre de Cetina.

En cuyo resplandor es alumbrada
el alma, que en tinieblas sepultada
vivió hasta verte, oh sol, en este suelo!
no sufras, claro sol, que obscuro velo
de ausencia viva esta alma condenada,
que aunque de donde estás, está apartada,
aspira siempre a ti con alto vuelo.

“Verde verderol” (fragmento), de Juan Ramón Jiménez.

Verde verderol
¡endulza la puesta del sol!
palacio de encanto,
el pinar tardío
arrulla con llanto
la huida del río.
Allí el nido umbrío
tiene el verderol.
Verde verderol
¡endulza la puesta del sol!

“Estando ausente de tus ojos bellos” (fragmento), de Lope de Vega.

Fue espejo el sol, el cual reverberando
en mí tus ojos, con ardor tan nuevo,
pudieron abrasar el alma mía.

Fue infierno el mundo, y fuego el aire blando,
el sol Faetón, yo etíope, tú Eolo,
el norte incendio, y el ocaso día.

“En Uxmal” (fragmento), de Octavio Paz.

La piedra de los días
el sol es tiempo;
el tiempo, sol de piedra;

la piedra, sangre.


“Águila blanca”, de José Martí.

Águila blanca
de pie, cada mañana,
junto a mi áspero lecho está el verdugo.
Brilla el sol, nace el mundo, el aire ahuyenta
del cráneo la malicia,
y mi águila infeliz, mi águila blanca
que cada noche en mi alma se renueva,
al alba universal las alas tiende
y, camino del sol, emprende el vuelo.

“Rosa del sol” (fragmento), de Ramón María del Valle Inclán.

Por el sol se enciende mi verso retórico,
que hace geometría con el español,
y en la ardiente selva de un mundo alegórico,
mi flauta preludia: do-re-mi-fa-sol.

“La jaula”, de Alejandra Pizarnik.

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

“Poema 19” (fragmento) de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda.

Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.

“Trabajar para la muerte” (fragmento), de Idea Vilariño.

El sol el sol su lumbre
su afectuoso cuidado
su coraje su gracia su olor caliente
su alto
en la mitad del día
cayéndose y trepando por lo oscuro del cielo
tambaleándose y de oro
como un borracho puro.

“Las tres musas últimas castellanas” (fragmento) de Francisco de Quevedo.

Del sol huyendo, el mismo sol buscaba,
y al fuego ardiente cuando el fuego ardía;
alegre iba siguiendo mi alegría,
y, fatigado, mi descanso hallaba.

“Dakar”, (fragmento) de Jorge Luis Borges.

Dakar está en la encrucijada del sol, del desierto y del mar.
El sol nos tapa el firmamento, el arenal acecha en los caminos, el mar es un encono.

“Cataclismo”, de Dulce María Loynaz.-

El sol se ha rajado
y cae un chorro de oro
sobre mi corazón.

Es un oro ardiente
que salta sobre las nubes
roto en chispas,
que muerde mi pecho
con muchos dientecillos encendidos.

El sol se ha rajado
y se desangra en luz
y me está ahogando…

¡Yo me muero del sol!

“Un sol” (fragmento), de Alfonsina Storni

¿En dónde está el que con su amor me envuelva?
Ha de traer su gran verdad sabida…
Hielo y más hielo recogí en la vida:
Yo necesito un sol que me disuelva.

NOTA: La imagen corresponde a la pintura “El sol de Leo”, de Carlos Páez Vilaró.

Espero volver a verte por aquí.

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