La carencia, la ausencia, el vacío, en definitiva son la soledad, lo opuesto a la abundancia, al todo, la omnipresencia.
La nada, que como contraposición del todo terminan siendo lo mismo, como lo expreso en el poema CX de mi poemario “Plegarias en penumbra”. Es una forma de visualizar a dios
Dios es el todo,
la abundancia;
la nada, el vacío,
la carencia.
Dios es presencia,
cercanía;
la ausencia,
la temida lejanía.
Dios es la norma,
la censura;
la volición temeraria,
la locura.
Dios es el jefe,
la decisión;
lo independiente,
la precaución.
Dios es precepto,
llano, incuestionable;
la herejía, el concepto
imprudente,
aun razonable…
Entre los clásicos, este sentimiento tan fuerte no podía estar ausente en el universo de los poemas. Así, Miguel de Unamuno con su “Aprensiones” nos muestra el dolor de la ausencia.
— Me duele el corazón!
— Pero le tienes?
— Sólo sé que me duele…
— Por carencia.
— Puede ser, mas le siento…
— Si, en las sienes!
— Bien, sufriré en silencio y con paciencia!
— Mira, pues que á razones no te avienes,
ni caso haces alguno de la ciencia,
“Ancho zurrón”, soneto de Juana de Ibarbourou, muestra la perspectiva de perderlo todo, pero una visión positiva de las cosas le permite rescatar de las cosas naturales, que puede contemplar y escuchar.
Ancho zurrón, ni pan moreno lleva,
ni espiga antigua, ni naranja nueva.
El vacío me hiela, ese vacío
de arenal, de riscal, de seco río.
Y mi laurel ya lejos, y el lucero
ciego, en el cielo de desierto acero.
Sólo en la mano, con salada huella,
me dio la mar una callada estrella.
Ya no tengo más bien ni más fortuna
que la plata sin plata de la luna
y la abeja, la abeja de mi canto
matinal, me traerá sortija, encanto
de oro bermejo, puro y centelleante
para alabar con lengua de diamante.
Eduardo Milán nos habla del vacío y la carencia como algo a ofrecerle al otro en la comunicación.
Cuando ya no hay qué
decir, decirlo. Dar
una carencia, un hueco en la conversación,
un vacío de verdad: la flor,
no la idea, es la diosa de ahí.
“Ausencia”, de Jorge Luis Borges, es la representación misma de este tema,
Ausencia
habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
El soneto “No me quejara yo de larga ausencia”, de Lope de Vega, es un lamento por la muerte.
No me quejara yo de larga ausencia
sí, como todos dicen, fuera muerte;
mas pues la siento, y es dolor tan fuerte,
quejarme puedo sin pedir licencia.
En nada del morir tiene apariencia,
que si el sueño es su imagen y divierte
la vida del dolor, tal es mi suerte
que aun durmiendo no he visto su presencia.
Con más razón la llamarán locura,
efeto de la causa y accidente,
si el no dormir es el mayor testigo.
¡Oh ausencia peligrosa y mal segura,
valiente con rendidos, que un ausente
en fin vuelve la espalda a su enemigo!
“Cuarto solo”, de Alejandra Pizarnik es un canto a la soledad, con el genial cierre de la ausencia bebiéndose a la poetisa.
Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.
“A un perrillo que se le murió a una dama estando ausente de su marido”, de Góngora, es un epitafio, una de las mayores muestras de pérdida y ausencia.
Yace aquí, flor, un perrillo
que fue en un catarro grave
de ausencia, sin ser jarabe,
lamedor de culantrillo.
Saldrá un clavel a decillo
la primavera, que amor,
natural legislador,
medicinal hace ley,
si en hierba hay lengua de buey,
que la haya de perro en flor.
Para cerrar, Idea Vilariño nos describe casi al detalle “La soledad”, que es la ausencia.
Esta limitación esta barrera
esta separación
esta soledad la conciencia
la efímera gratuita cerrada
ensimismada conciencia
esta conciencia
existiendo nombrándose
fulgurando un instante
en la nada absoluta
en la noche absoluta
en el vacío.
Esta soledad
esta vanidad la conciencia
condenada impotente
que termina en sí misma
que se acaba
enclaustrada
en la luz
y que no obstante se alza
se envanece
se ciega
tapa el vacío con cortinas de humo
manotea ilusiones
y nunca toca nada
nunca conoce nada
nunca posee nada.
Esta ausencia distancia
este confinamiento
esta desesperada
esta vana infinita soledad
la conciencia.
NOTA: La imagen corresponde a la pintura “Desolación” de Thomas Cole.
Espero volver a verte por aquí.